Editado por: Ayuntamiento de Zaragoza y Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento
ISBN 978-84-09-53441-8 Depósito legal Z 1621-2023
‘El laboratorio de las preguntas futuras’ es un proyecto artístico-editorial que parte de una idea original de Isabel Cebrián y Tropical Estudio.
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¿Por qué el futuro?
Un libro hecho de preguntas bien puede empezar con otra pregunta. Y puede tomarse el espacio de tratar de responderla empezando por el pasado. Cuando Etopia abrió sus puertas en noviembre de 2013 ya sabíamos -William J. Mitchell no se equivocaba- que la vida urbana del siglo XXI pronto no iba a parecerse en nada a lo que habíamos conocido hasta ahora. Los espacios públicos y las grandes urbes estaban en plena reinvención, como también lo estaban los conceptos de lo rural, lo conectado, las comunidades, la distribución, la colaboración, la educación o el trabajo. La vida digital iba a alterar irreversiblemente los ritmos de la vida diaria. En 2013 los vecindarios virtuales ganaban espacio frente a los de ladrillo y cemento, el asfalto se entremezclaba con los datos. Las consecuencias de la agitada y urgente introducción de lo electrónico en nuestras vidas se hacían patentes a un ritmo cada vez más vertiginoso. El futuro era casi hoy.
Etopia miraba ya entonces hacia adelante, y tejía en todos sus rincones lo nuevo, lo experimental y lo prospectivo, jugando con ese escurridizo concepto que podemos situar en cualquier punto entre 2050 y mañana mismo. Esta primera década de actividad del Centro de Arte y Tecnología podría definirse así: una búsqueda constante de las respuestas a las grandes preguntas, desde la economía a la educación, pasando, claro, por la ciudad digital, el arte contemporáneo o la hibridación de la ciencia con la creatividad.
Quizás sea por el sesgo de filtro que nos impregna cuando nos sumergimos con profundidad en un tema, pero quienes hemos trabajado en este libro cerramos su edición con la sensación de que ese enfoque hacia el futuro está hoy todavía más presente en la sociedad. Ese viaje hacia el horizonte con el que Etopia se abría a la Zaragoza de 2013 no ha hecho más que coger inercia, como una consecuencia inevitable de la acelerada transformación de la última década. Y ocurre, o nos parece que ocurre que, en estos días de 2023, las preguntas sobre el futuro están en cada lugar, en cada página y en cada conversación, de las aulas de la universidad a la cola del mercado. Conforme la distancia entre las acciones del presente y sus consecuencias futuras se acorta, más se ensancha nuestra conciencia de las amenazas y los retos del porvenir. Los cambios se presentan cada vez más veloces, sus efectos más patentes y las cuestiones que nos ocupan, cada vez más urgentes y profundas.
El futuro puede ser fuente de preocupación, espejo negro. Pero quienes han formado parte de este “laboratorio de las preguntas futuras” lo han hecho desde una mirada multidisciplinar y empapada de entusiasmo. Emocionante, imprevisible, ilusionante, múltiple, diverso, colectivo, profundo e imaginativo, son algunos de los adjetivos que le ponen al futuro quienes han aceptado la invitación a participar de la elaboración de esta cápsula del tiempo inversa.
Pocas personas se resisten a la atracción de la bola de cristal o la tirada del tarot, a sacar el periscopio para ver lo emergente. Sabemos que mirar al futuro puede ser causa de ansiedad, pero, sobre todo, nos ayuda a anticiparnos, a prepararnos, a experimentar juntas la posibilidad de un mañana más justo, sostenible y equitativo.
Como en una potente cámara, este pensamiento especulativo nos devuelve diferentes enfoques. Como en el zigzagueante laberinto de espejos, a través de la prospectiva podemos ver todas las posibles “nosotras”, y combinarlas en diferentes caminos. Como con el caleidoscopio, componemos y recomponemos diferentes imágenes, hasta dar con la más bella, la más deseable.
Pero el futuro no es espejismo, humo etéreo. De hecho, la mejor pregunta que podemos hacerle al futuro es “¿qué podemos hacer hoy por ti?”. Cómo aprenden las nuevas generaciones, cómo se despliega la infraestructura en las ciudades, cómo se moldean las comunidades… De la profundidad de nuestros derechos digitales a la anchura de las aceras, las dimensiones del porvenir se dirimen en los debates del ahora.
Cómo de amplio y diverso será el mundo de mañana depende de cuánta amplitud y diversidad seamos capaces de acoger en nuestro presente. Este “laboratorio de las preguntas futuras” es solo una pequeña muestra de que podemos cuestionarlo todo y que, trabajando en colectivo, desde una mirada interdisciplinar, informada, consciente y abierta, desde lugares como Etopia y la constelación de organizaciones, espacios y colectivos conectados a través ella, la próxima década va a estar llena de posibilidades. Va a ser difícil, va a ser compleja, pero sin duda va a ser apasionante.