PII es una entidad autónoma, una escultura mutante que siempre se muestra como una forma distinta. La obra se presenta como una gran geometría expandida, un portal dimensional que se expande más allá del espacio expositivo. PII observa a la vez que es observada, generando un proceso infinito en donde se realimenta a sí misma a la vez que se nutre de su entorno. PII es una anomalía en el espacio, una presencia que genera una atmósfera alterada y coloca al espectador en un universo propio de la ciencia ficción.

La obra de Lizalde es una escultura interactiva desarrollada mediante juegos de espejos, matrices de iluminación y diferentes tipos de sensores que analizan el entorno para generar informáticamente una respuesta lumínica y sonora, creando de este modo una obra variable que interactúa con el público y el espacio.

El trabajo explora las posibilidades surgidas del encuentro entre elementos tecnológicos y efectos visuales que experimentan con la plasticidad de la luz simulando una profundidad espacial infinita. La obra genera campos sonoros a través de un sistema computacional basado en síntesis de sonido granular, procesando en tiempo real nuevos sonidos a partir de samples de audio pregrabados. Estos campos de sonidos son analizados por frecuencias para generar un cuerpo lumínico, una representación del espectro sonoro a través de cientos de lámparas ionizadas.

El trabajo conjuga tecnologías analógicas, programación informática, diseño electrónico y procesos de fabricación digital para dar cuerpo a una obra que expande y redefine los límites entre la escultura y las formas audiovisuales, generando nuevos diálogos entre la ciencia, el arte y los imaginarios surgidos de nuestra contemporaneidad tecnológica.