Dreaming about mushrooms dreaming about me sleeping between their gills evoca el deseo de establecer una “perspectiva” o “espacio-tiempo encarnado” común con los hongos, resquebrajando el marco epistémico del antropocentrismo y posibilitando la construcción de una dimensión compartida para crear lenguaje, memoria, cuerpo y sentido juntxs. El proyecto se articula mediante varios capítulos que recogen distintos momentos de investigación y creación, trazando puentes entre las artes visuales, la micología, la micro-biología y las ecologías queer.
Una de las dificultades en plantear un trabajo que se desarrolla mediante prácticas que afectan, implican o interpelan a otras especies es, además de la responsabilidad de estar trabajando con organismos vivos, delimitar los sesgos y parcialidades de las narrativas que se generan.
Qué pasa, por ejemplo, cuándo nos remitimos a conceptos como el de interespecismo, aún sabiendo que éste se articula principalmente, si no exclusivamente, a través de una sola voz (la humana)? Esta pregunta está vinculada con los espacios de visibilidad y de presencia, al reconocimiento en los procesos, al lenguaje y códigos compartidos y a la construcción de historias comunes. Seguramente, en lenguajes o manifestaciones que no somos capaces de observar (como la afectación sobre el pH del cuerpo, una variación de temperatura, un intercambio químico de moléculas, por ejemplo), hay maneras en que otros organismos articulan historias o construyen sus narrativas que afectan su memoria y los legados que se transmiten en más direcciones, entre generaciones y especies diferentes (por ejemplo, en el suelo, en la interacción entre bacterias, hongos, plantas).
Para abordar esta difracción de los puntos de vista (que luego confluyen en lo que humanamente definimos “narrativas”), es importante destacar la dimensión encarnada de la perspectiva y del mundo que se construye a su alrededor. Según Eduardo Viveiros de Castro, una perspectiva es necesariamente encarnada, porque es una propiedad del cuerpo, ya que depende del punto de vista. Sería posible, a tal punto, imaginar un órgano prostético que nos permita encarnar (aunque sea parcialmente o de manera errónea) la perspectiva de lxs otrxs, en este caso concreto, la de los hongos? Si, en lugar de un intercambio momentáneo de subjetividad entre puntos de vista, imaginaramos un tercer cuerpo o espacio-tiempo encarnado que nos podría alojar temporalmente a ambxs? Cómo sería ese órgano que nos permitiría darle cabida a esta dimensión compartida, híbrida?
En el marco de la residencia Hedy Lamarr, coge cuerpo el primer capítulo de Dreaming about mushrooms […]: Metabolic Affair. I eat you, you eat me. En éste, la investigación se focaliza en explorar las posibilidades de establecer un vínculo metabólico entre la artista y sus cultivos de hongos. A partir de un proceso teórico-práctico de investigación y experimentación, se plantea indagar los procesos metabólicos como medio de conexión entre lo orgánico y lo afectivo, apelando a la capacidad del metabolismo de funcionar como sistema de memoria y de lenguaje.
Usando materia orgánica procedente del proprio cuerpo como alimento para los hongos, se explora la circulación de algo más que la energía a través de los procesos tróficos de asimilación y transformación de la materia. Una voz, la de los hongos que hablan (McKenna), reverbera a través del tiempo, fluyendo y trazando rutas dentro de diferentes cuerpos: el del micelio y de la artista.