La robótica es un campo tecnológico muy complejo que avanza rápidamente y plantea una polémica permanente sobre lo que un robot puede o debe hacer y que con cierta facilidad entra en el ámbito de la ciencia ficción, de ahí que todo el mundo tenga una idea predeterminada y una opinión de qué es un robot, desde los modelos de hombres mecánicos de Isaac Asimov a Terminator, R2D2, el robot de cocina, la Roomba o los brazos mecánicos de las cadenas de montaje. Así que, como persona totalmente ajena al mundo tecnológico, cuando me invitaron desde Trayectos a crear una coreografía con un robot, mi primer impacto fue que no sabía qué era exactamente un robot. ¿Qué grado de autonomía podía tener un robot? ¿A qué estímulos podía responder? ¿Tendría brazos? ¿Cuánto peso podría levantar? ¿Podría bailar?
Tras casi cuatro meses de proceso creo que algo he aprendido, al menos de nuestro robot bailarín, Walli. Estamos trabajando con un modelo de Turtlebot, que tiene un rango de movimientos bastante limitado y cuya capacidad de interacción con las bailarinas requiere de un nivel de precisión muy concreto. Por suerte Paula Abad, la ingeniera que lo está programando, tiene una gran sensibilidad hacia el movimiento y la musicalidad, lo que facilita mucho las cosas. Pero, en general, se puede decir que como intérprete Walli es un poco torpe y tiene aires de divo caprichoso, porque el que marca el ritmo de los ensayos y pone las condiciones es él. Pero definitivamente baila.
Todo el proceso es algo lento y laborioso y hace falta la participación de mucha gente para el desarrollo técnico, estético y artístico de esta colaboración, pero resulta muy divertido ver cómo va evolucionando y trabajando por adaptarse al espacio y a sus compañeras humanas. En el momento actual de los ensayos ya está prácticamente terminada la coreografía y la programación de Walli, se ha mapeado el espacio en el que bailamos para facilitar su orientación y la carcasa diseñada por Miguel Franco, que le dará personalidad propia, ya está en fase de construcción.
En este punto del proyecto ya somos las bailarinas las que tenemos que hacer un esfuerzo extra por ser precisas en las posiciones espaciales y los tiempos. Asumimos humildemente que el margen de error humano es mayor que el de las máquinas, lo que hace más fácil que nos confundamos nosotras que Walli, pero también lo es nuestra capacidad de reacción y de solución de problemas. Así que de momento, que nadie se asuste, no veremos a los robots dominando a los seres humanos, sólo los veremos interactuando e influyéndose mutuamente.
Raquel Buil Bretos es bailarina y forma parte de la compañía zaragozana Tarde o Temprano Danza. Participa en el Laboratorio de Danza y Nuevos Medios de Etopia donde, junto a investigadores/as de la Universidad de Zaragoza, está trabajando en el proyecto de Danza y Robótica. El día 22 de junio, en el contexto del festival Trayectos, presentarán sus resultados, una pieza titulada “I Know Who You Are But Who Am I ?”
Más información sobre Danza y Robótica
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Más información sobre el Laboratorio de Danza y Nuevos Medios
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