Una danza consciente de internet

23 de junio de 2019
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La bailarina y coreógrafa Julia Zac recrea en Interface123, una pieza creada en residencia en el Laboratorio de Danza y Nuevos Medios de Etopia, los movimientos y gestualidades transformadas por las tecnologías. Por Isabel Cebrián*

¿Es una obra transmedia una obra con diferentes “interfaces”? ¿Es posible traducir a movimientos coreográficos conceptos tecnológicos?  ¿Han transformado los nuevos medios nuestra forma de movernos, nuestra gestualidad? ¿Pueden los ordenadores enseñarnos a bailar? ¿Existe una danza, un arte, consciente de internet? La obra de Julia Zac es una respuesta afirmativa a todas estas preguntas, que se ponen en juego en su pieza Interface123, creada como parte de su residencia del Laboratorio de Danza y Nuevos Medios.

La obra es una continuación de las exploraciones que esta coreógrafa y bailarina argentina ya había iniciado con Kn0w y0ur 4ngl3s, una coreografía basada en la idea del selfie, de la utilización del móvil. Con Interface123 ha desarrollado otras perspectivas del uso de la tecnología: la pieza que permite la participación del público a través de las redes sociales para que este ayude a configurar un avatar colectivo, que formará el personaje que aparece en el espacio escénico. A su vez, el movimiento único de cada performance alimenta otro espacio virtual, mediante la sensorización y los elementos interactivos.

Imagen del instagram interface

Una imagen del instagram de int3rface1 desde el que el público construye el avatar colectivo.

La pieza en sí misma, la “Interfaz 2”, pone en escena además numerosos elementos desde la virtualidad: desde los que aparecen en la escena, como el ordenador o el teléfono móvil, hasta los movimientos. “He tratado de traducir conceptos tecnológicos al movimiento, como la idea de resetear, el concepto de la programación, el algoritmo…” explica Zac. Así, por ejemplo, el concepto de “navegar por internet” se traduce en un movimiento fluido, sin esfuerzo, en el que Julia deambula sobre su hoverboard por el espacio escénico. “Igual que cuando navegamos por internet, el cuerpo está detenido, contemplando, es otra cosa la que se está moviendo”. Para representar la “programación”, Julia usa movimientos muy estructurados, que se suceden con una lógica… y así con un número de conceptos derivados de la tecnología.

Este interés de Zac por la combinación de la tecnología y la danza no es nuevo: sus grandes influencias han sido Edgardo Mercado, su tutor en el Master en Nuevas tendencias de la danza contemporánea en la Universidad Nacional de Artes de Buenos Aires, o la compañía parisina Colectiff La Horde, que trabajan la danza post-internet, desde un estilo llamado jumpstyle, muy ligado a la música hardtechno y donde se producen competiciones en el espacio virtual. Y también las artes plásticas, siempre más abiertas a la escucha y la hibridación con las nuevas tecnologías que la danza, aunque eso está cambiando. “Parece que al cuerpo le cuesta más asumir los elementos tecnológicos, y que la danza siempre es más reticente a dejarse penetrar por los nuevos medios, pero las tecnologías pueden ser hasta revolucionarias si nos empoderamos de ellas”.

Para Julia está claro que ya somos ciborgs: las tecnologías de uso cotidiano nos han transformado y han creado una nueva corporalidad. Una reflexión que ha aquilatado durante su residencia en Etopia en cooperación con la estudiante de Filosofía Nerea González, con la que ha creado la espina dorsal teórica y discursiva de su pieza y que le ha abierto las puertas a las teorías de Donna Haraway y otras muchas autoras.

La residencia en Etopia también ha sido el tiempo para poner en práctica la experimentación con las tecnologías como parte activa de la escena: de la mano del estudiante de ingeniería Franchesco Ferrati, han creado los dispositivos interactivos que se incorporan a la danza. Y de la mano del equipo de estudiantes del Master de Sonido y Producción Audivisual de Xprésate,  han traducido  musicalmente otros conceptos tecnológicos muy presentes en la pieza, como el del “error”, para crear un paisaje sonoro entre lo virtual y lo orgánico, original para esta pieza.

Si has llegado hasta aquí y aún quieres respuestas a todas las preguntas que nos hacíamos al inicio de este post, la mejor manera de resolverlas es ver la pieza Interface123. Tienes varias oportunidades: el 27 de junio en Etopia, dentro del Festival Trayectos, y más adelante en el festival Corpo(a)terra de Orense y en el Espacio inestable de Valencia.

*Isabel Cebrián es periodista y gestora cultural. Desde 2016 colabora con Etopia como asistente de proyectos y es parte del equipo del Laboratorio de Danza y Nuevos Medios.

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